En las palabras se van coloreando los pasos del tiempo, ahí donde cada pensamiento adquiere una posición en el universo, mezclándose con los polvos de estrellas que danzan a través de los espacios entre infinitos que no se tocan para el balance de aquel suspiro creador que inunda cada rincón de nuestras almas.
El universo entrega su sabiduría a todos los que quieran escuchar más allá de las distracciones de los limites materiales impuestos por los gobiernos de la serpiente, en su doble discurso de prosperidad y opresión, en el que la realidad la estructura bajo falsas necesidades que se nos invita prácticamente obligados a cubrirlas para el beneficio de ellos mismos, disfrazados de mártires y revolucionarios, venden utopías de una libertad tras las rejas del miedo.
La creación del hombre nuevo comienza con hacernos conscientes que somos de la tierra, que somos del agua, que somos del aire, que somos del fuego, que somos energía en eterna evolución.
El cambio está en nuestras manos, hagámonos parte de él, lo que no nos hace sentido desde nuestro silencio más profundo, debemos cuestionarlo, debemos modificarlo, debemos transformarlo y eso requiere acción, siempre desde el amor y la compasión, porque esa es la única frecuencia en la que todos nos lograremos sintonizar y sincronizar para construir un nuevo sistema orgánico que nos permita comunicar, colaborar, innovar, todo inclusivamente, y así restituir el orden cósmico que abandonamos, al permitirnos esclavizarnos por el progreso vestido de olvidarnos de nosotros mismos como un todo único con todo lo que nos rodea, desconectándonos de esa comunión de lo que no se puede experimentar con nuestros sentidos, ni con nuestra razón... donde surge y podemos gozar de nuestra verdadera libertad.
(FE-2019)
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