Una lluvia a destiempo
nos muestra los ciclos del infinito,
queremos controlar el imposible,
cuando ni siquiera reconocemos
las sincronías del ser
en las armonías de nuestra luz.
Una lluvia oculta al sol,
nuestros cuerpos necesitan limpiarse
de la contaminada experiencia
que nos ha privado el vuelo
y que hoy está viendo su atardecer
entre brisas de llanto y ternura.
Una lluvia borra las huellas
que guardaron los pasos dados,
para preparar el camino
de las primaveras que vendrán
y que nos llevarán por otros rumbos
hacia nuevos olvidados reencuentros.
Una lluvia inunda mi ventana
con toda la gracia de su baile
y la delicadeza de su canto,
un pajarito recoge unas semillas
que cayeron de mi bolsillo,
el llamado original sigue ahí...
(FE-2012)