En general, no sólo en Chile, no existe una definición clara, práctica, sostenible y sustentable del concepto ciudad ni cómo ésta interactúa respetando la naturaleza, con todos sus ciclos y flujos.
Los indígenas sudamericanos no construían sus ciudades en las cuencas, siempre en altura para aprovechar los cursos de las aguas para sus plantaciones y para evitar las inundaciones. Los que vivían en la cuencas eran, en la mayoría, nómadas y recolectores/cazadores.
Con la modernidad, esa sabiduría se ha ido olvidando e incluso, en ocasiones, se menosprecia. La permacultura, por ejemplo, abre una puerta hacia esa sabiduría milenaria, originaria y natural, que debemos explorar para retomar nuestro real rol en este planeta.
Hemos cubierto las cuencas con cemento, hemos modificado los cursos de las aguas naturales, hemos cambiado la dinámica de nuestro ecosistema, por lo que es el momento de detenernos y escuchar a nuestra Madre Tierra, por algo cada vez se nos hace más difícil de extraer materias primas de ella y cultivar en ella, nos está obligando suave y tiernamente a parar, a ver, a mirar, a escuchar, a reflexionar, a redefinir, a meditar, a entender, a despertar...
La ciencia y tecnología que no está el servicio de la naturaleza sólo la destruye, transformándola en materia inerte y eso no debemos fomentarlo ni permitirlo.
(FE-2013)
(FE-2013)