En la infinitud del Universo, que a nuestra mente le parece en constante y eterna expansión, las Almas van viajando de un mundo a otro, de una galaxia a otra, de un plano a otro, de una dimensión a otra... para poder descubrir su origen, ese Ser divino que son...
En este viaje las Almas necesitan de experimentar su materialidad, para que se hagan conscientes del camino a la verdad, y es ahí donde las Mujeres tienen un rol inmenso, divino, son esos puentes de luz que invitan a las Almas a venir a vivir su experiencia material en el acá y el ahora...
Esa invitación es lanzada al Universo en la fecundación, el big bang de la vida Humana, una explosión luminosa que vibra a cierta frecuencia propia e irrepetible, la que es captada por una Alma, porque armoniza con la continuidad de su camino de exploración y aprendizaje...
Por eso en algunas culturas se busca atravesar el portal a una nueva experiencia, la muerte, con los niveles vibratorios lo más alto posible, de modo de poder continuar avanzando, buscando puentes de luz cada vez más luminosos...
Cuando el portal a nuevas experiencias es cruzado con bajas vibraciones, lejos del Amor, la capacidad del Alma para ver nuevos puentes de luz se reduce, ya que mucha luz la ciega, entonces sólo puede identificar puentes menos luminosos, de menores vibraciones, lo que lleva a distintos grados de olvido de lo experimentado, que podría ser prácticamente total al regresar a estados minerales...
La falta de silencio y contemplación que la Humanidad está experimentando, le dificulta a nuestras Almas el vaciarse de todos los apegos para descubrir la nada que habitan y las habita, el mayor resplandor, para el despertar de las consciencias...
Nos miramos...
(FE-2016)
Foto: retrato de mi abuela por Waldo Molina.